RSS
content bg

CONSECUENCIAS


Había una vez un chico de 16 años que vivía con su familia, era un niño muy ordenado e inteligente, amigos por todos lados y la relación con sus padres era perfecta. Una vez el padre le pidió buscarle una corbata en el closet, el chico no sólo miró el closet sino que comenzó a revisar el cuarto y encontró algo más que una corbata “UN ARMA” la tuvo en sus manos, la miró, estaba muy fría y pesada, en medio de mirarla algo extraño pasaba por su cuerpo era una sensación que nunca había sentido, tan extraño que se lleno de miedo, la dejó en el mismo lugar y salió corriendo.
El chico jamás le contó a su padre lo sucedido y 4 años después, el chico, que ya tenía veinte años sufrió una caída depresiva de la cual fuimos victima muchos en alguna ocasión fue al closet sacó el arma y sin pensarlo…

se disparó. La noticia estalló en todos los medios, sus padres eran muy famosos y prestigiosos en la ciudad, nadie podía explicarse porque el joven había hecho algo así; no le faltaba estudios, estaba en la mejor escuela cursando su último año grado y de seguro iría a estudiar en la mejor universidad, X Box, play station, amistades, un cuarto que parecía sala, en fin. Cuando preguntaron a su padre lo sucedido, explico que el arma era una reliquia familiar, que su bisabuelo era veterano de guerra y desde esa época la conservaban oculta como un trofeo.

¿Quién tiene la culpa? El chico que jamás debió mirar lo indebido en el cuarto o el padre que inconscientemente jamás pensó que su hijo fuera a revisar otro lugar distinto en su cuarto. Leía una historia en 2 Reyes 16 acerca de un rey, no cualquier rey, un jovencito de 20 años que se le olvidó lo bueno que sus antepasados habían hecho por una sola razón, por consecuencia de algo oculto. Se llamó Acaz y llegó incluso a sacrificar ¡a su propio hijo! En repugnantes ceremonias (2 Reyes 16-3 NVI). No lograba entender porque un joven como Acaz hacia esto cuando su padre, su abuelo y la mayoría de sus antepasados habían hecho cosas buenas, en algún momento pensé que la culpa era propia y que hizo lo malo porque era una mala persona pero escucha esto:
“Jotán (el padre de Acaz) hizo lo que agrada al señor, pues en todo siguió el buen ejemplo de su padre Uzías (abuelo de Acaz), fue Jotán quien reconstruyó la
puerta superior del templo pero “no se quitaron los altares paganos, sino que el pueblo siguió ofreciendo y que mando incienso” (2 Reyes 15-35 NVI) Lo que tenían en común los dos padres de nuestras historias, aparte de ser buenos hombres era que escondían algo, uno un arma y otro un altar pagano y ambas cosas fueron consecuencias para que sus hijos tomaran decisiones que al final condenaran sus vidas. Quizás estamos haciendo lo que al señor agrada, pero mucho cuidado con algo oculto, pídele sabiduría al señor y mira si hay en ti algo que no quieres que tus hijos, discípulos, amigos o familias puedan ver porque les hará daño. No permitas que pasen los minutos con esto guardado; estas a tiempo de orar y pedirle a Dios que arranque esas cosas que traen consecuencias fatales a los tuyos y puedas plácidamente sonreír con los seres que amas.

RODOLFO CAMARILLO

0 comentarios:

Publicar un comentario